بسم الله الرحمن الرحيم
ʾIbnuʾl-Qayyim dice:
Mírate a ti mismo entonces de nuevo, y piensa:
¿Quién cuidó tan bien de ti —desde que fuiste un feto en el vientre de tu madre— en un lugar donde ninguna mano pudiera haberse extendido para ayudarte, y ningún ojo pudiera haberte alcanzado? No tenías en ese entonces ninguna forma de buscar comida ni defenderte a ti mismo.
Cuando se juzgó tu piel lo suficientemente fuerte para estar expuesta al aire, tus ojos suficientemente fuertes para hacer frente a la luz del exterior, y tus huesos lo suficientemente sólidos para resistir el tacto de las manos y la vida en la tierra, tu madre entró en labor [para] introducirte a este mundo de pruebas, con todas las dificultades que implica.
Y luego Él abrió la puerta y la expandió, para que salieras en un abrir y cerrar de ojos. No te sofocaste con la estrechez [de la puerta], y no fuiste retenido por la adversidad de tu paso a través de ella. Si tú contemplas tu entrada a través de esa puerta y luego tu salida a través de ella, tendrás suficiente sobre qué preguntarte: ¿quién la inspiró a contraerse cuando fuiste una gota de modo que no te infectaras, y luego la expandió y amplió para que salieras fuerte y saludable?
Luego saliste solo, sin compañía, débil, sin protección, ni ropa, ni propiedad, ni dinero; fuiste la más necesitada, la más débil y la más pobre de las criaturas. Pero Él ordenó que la nutrición que recibiste dentro, fuera transformada en leche, preservada en dos depósitos suspendidos del pecho de tu madre. Ella llevó tu nutrición en su pecho así como te soportó dentro de su vientre.
La leche fluye para ti de aquellas dos reservas de la forma más sutil a través de caminos que fueron prediseñados para llevarla; se detiene en aquellos caminos hasta que la leche que hay en esas reservas se agota, y después un reabastecimiento es proporcionado para que tú lo succiones. Es como un pozo que nunca se acaba, y nunca se obstruye, circulando hacia ti a través de oscuros caminos, caminos nunca antes recorridos!
¿Quién la llevó a seguir esos caminos? ¿Quién la purificó y le dio un delicioso sabor? ¿Quién eligió su agradable color y la hizo a la perfección? No es ni muy caliente, ni muy helada; ni amarga, ni salada, ni maloliente. El pezón en su punta es del tamaño adecuado para tu boca, ni muy grande para ella, ni incómodamente pequeño. El orificio en su punta es lo bastante grande para tu comodidad, ni muy grande de manera que te ahogues, ni muy pequeño de modo que tuvieras que esforzarte al succionar; es tan sólo la cantidad que el Gran Juez ha dispuesto adaptándolo para tu comodidad.
Quién orientó el corazón de tu madre a tener toda esa extraordinaria compasión y esa asombrosa misericordia, tal que ella te dedica la más cálida, más cómoda y más preciada de su devoción. Al más pequeño llanto o queja que haces, ella todo el tiempo pondrá tu placer antes que el de ella, incluso si eso ocurre a cada momento. Ella vendrá obedientemente para atender tus necesidades, sin ningún llamado o exhortación excepto el llamado de su misericordia y exhortación de su compasión. Ella deseó que cualquier aflicción que sufrieras fuera [más bien] infligido sobre su cuerpo, que ni el más mínimo dolor llegara a ti, que los años se quitaran a su vida y se añadieran a la tuya. ¿Quién hizo que ella sintiera de esa manera?
Y luego, después que tu cuerpo creciera robusto, tus intestinos crecieran, tus huesos se fortalecieran, y necesitaras comida sólida —para endurecer tus huesos y fortalecer tu carne— Él te suministró la herramienta para cortar y moler: los incisivos que cortan la comida, y los molares que la muelen. ¿Quién retuvo el crecimiento de tus dientes mientras tú eras un lactante, por piedad hacia tu madre, y luego hacerlos salir al momento en que los necesitaste, por piedad hacia ti, como una bendición y un favor para ti?¿Cómo habría sido para tu madre si hubieras nacido con incisivos, caninos y molares? Y si te hubieran hecho falta al momento en que los necesitaste, ¿qué habrías hecho con las comidas que no son digeribles sino después de cortadas y molidas? Observa que mientras más fuerte crecías, y más necesitaste dientes para consumir los variados nutrientes, aquellas herramientas en tu boca se incrementaron, hasta que tuviste caninos—que pueden despedazar la carne, cortar el pan y romper las comidas sólidas.
En Su prodigioso juicio, Allāh quiso que emergieras del vientre de tu madre sin saber nada, un papel en blanco sin intelecto, sin comprensión y sin conocimiento. Esto es en realidad Su misericordia, siendo que tú, en tu fragilidad, no hubieras podido soportar el pensar, comprender ni el conocer: te hubieran destruido. En lugar de eso, Él hizo evolucionar esto en ti de manera gradual, paso por paso, para que no te sobrecogiera el que llegara a ti todo de una sola vez. Esto crece en ti poco a poco hasta estar completo. Puedes ver esto ilustrado en el infante que es arrancado de sus padres y su hogar para someterlo a la esclavitud antes de que él posea conciencia [de sí mismo y su entorno]: puedes ver que no le molesta para nada; mientras que entre más conciencia toma, más sufre el golpe de la pérdida. Un adulto que se le convierte en esclavo se le ve como aquél que está confundido y obseso. Considera también que si hubieras nacido con tu poder intelectual completamente desarrollado, tu vida sería una de gran miseria y angustia, puesto en ese caso te verías a ti mismo como un recién nacido, lactante, envuelto en piezas de tela, confinado a tu cuna, frágil e incapaz de actuar, al contrario de personas mayores a tu alrededor. ¿Cómo sería la vida en ese estado? Además, no poseerías en ese caso la dulzura, belleza y atracción [que afecta] a todos los corazones, y el afecto que la gente tiene por los muy jóvenes; más bien serías la más impopular, engorrosa, obstinada y curiosa de las creaturas.
Que hayas entrado a este mundo con un intelecto deficiente, sin comprender nada, sin conocer nada de lo que hace la gente, ha sido pura misericordia y [resultado] de un profundo juicio; debido a que enfrentas las cosas con tu débil poder mental y sin conocimiento previo de ellas, y después tu intelecto y conocimiento crecen constante y lentamente, hasta que te familiarizas con las cosas. Practicas las cosas, y gradualmente superas tu desconcierto sobre ellas; entonces ya no te sorprendes y asombras de ellas [sino que] empiezas a recibirlas con confianza, actuando sobre ellas y tomando control sobre ellas. [Y] hay aún más [de que hablar] sobre este [asunto].
¿Quién, entonces, mantiene tan cercano cuidado sobre ti, afanoso de atender tus progresivas necesidades, requerimientos, deseos y herramientas en el momento que surgen, no antes y no después?
✍ ʾIbn Qayyim ʾal-Ğawziyyah
📖 Seleccionado de: El hombre y el Universo: Reflexiones del Universo
🖋 Traducción del inglés al español y edición por Islam Puro
📂 ID iptt0018